Monday, January 31, 2011

Polaris, la brújula

Uno de los primeros detalles que uno aprecia cuando lleva un buen rato mirando al cielo es comprobar como, a lo largo de la noche, las estrellas van moviéndose, al igual que lo hace el Sol durante el día, así como a lo largo del año. Ya expliqué en la entrada anterior que las estrellas que podemos ver en verano no son iguales que las que vemos en invierno, el cielo cambia conforme la Tierra va girando alrededor del Sol. Lo mismo ocurre a lo largo de un día conforme la Tierra va girando sobre su propio eje.

Bien, imaginad que estáis en el centro de una habitación cúbica (tanto las paredes como el suelo y el techo tienen el mismo tamaño). Ésto implicaría que tendríais que subiros en una silla para estar realmente en el centro pero olvidémonos del suelo. Imaginad que cada pared, así como el techo, tiene un color diferente, tal y como se muestra en la siguiente imagen, en la que el techo lo vamos a considerar blanco.



Si os encontráis inicialmente mirando a la pared roja y girais hacia vuestra izquierda pasaréis de ver la pared roja para ver la azul, luego la naranja, luego la verde y, finalmente, volveréis a ver la roja. Sin embargo, si hacéis el mismo movimiento pero mirando hacia el techo siempre veréis lo mismo, un inmaculado techo blanco.

Lo mismo ocurre con el cielo estrellado, esa "esfera celeste" de la que hablábamos. Sin embargo, el movimiento de giro que nosotros hacemos en la habitación es la Tierra quien lo hace en este caso y nuestro "eje" no coincide directamente con el suyo, sólo estando de pie justamente en el Polo Norte (o en el Polo Sur) haríamos coincidir los dos pero creo que no será difícil para todos imaginar que, por tanto, la sección de la esfera celeste que está sobre el Polo Norte podrá verse todo el año, en mayor o menor proporción, desde el hemisferio Norte, mientras que la parte que está sobre el Polo Sur se podrá ver todo el año, en mayor o menor medida, desde el hemisferio Sur.

Sé que jugar con esferas es un poco complicado para nuestra mente, así que pondré varios ejemplos de distintas situaciones usando las imagenes que os pongo a continuación.



En esta imagen la circunferencia negra representa la Tierra mientras que la azul representa la esfera celeste. Supongamos que nos encontramos en la posición marcada como 1. La línea discontinua representa la línea que nosotros veríamos como horizonte y, por tanto, por encima de ella veríamos el cielo. Una sección de este cielo es visible durante todo el año, es el techo de la habitación que hablábamos. Otra sección sólo es visible en ciertas épocas del año ya que el Sol durante el día y la propia Tierra, el suelo, durante la noche nos impiden ver algunas de las estrellas de esta sección de la esfera celeste. Sin embargo, existe además una sección del cielo que, por mucho que la Tierra gire alrededor del Sol, nunca llegaremos a ver, son aquellas estrellas que están tan al Sur en la esfera celeste que el suelo nos impide verlas durante todo el año.

Evidentemente, como podemos observar en la imagen siguiente, al cambiar nuestra latitud cambian las dimensiones de las secciones antes nombradas. Sin embargo, mientras nos mantengamos en el hemisferio Norte, siempre existirá una sección que puede ser vista durante todo el año y otra que no puede ser vista en ningún momento.



Así mismo, en cuanto crucemos al hemisferio Sur estas secciones "siempre visible" y "siempre oculta" se intercambian, tal y como puede apreciarse en la siguiente imagen.



Me gustaría pedir disculpas a todos los habitantes del hemisferio Sur que naveguen por este blog ya que, de ahora en adelante, me centraré principalmente en el hemisferio Norte, ya que es el que conozco mejor.

Volvamos al modelo geocéntrico (la Tierra como centro del Universo). Ya hemos dicho anteriormente que la esfera celeste va girando alrededor de la Tierra (recordad que esto es totalmente falso, es sólo un modelo) haciendo que todas las estrellas giren a la vez. Sin embargo, aquello que está justo en el eje de esta esfera no se mueve aunque la esfera gire. De esta forma, si tuviésemos en el cielo un punto que nos marcase el polo Norte de la esfera celeste y lo mirásemos durante toda una noche nos daríamos cuenta de que, mientras todas las estrellas parecen girar a su alrededor, ese punto se queda quieto.

Pues bien, ese "punto" existe, es una estrella, llamada Polaris (o, simplemente, Estrella Polar). En realidad no está justo en el polo Norte de la esfera pero está tan, tan cerca que puede considerarse que lo está. A continuación acompaño una imagen que representa el polo Norte de la esfera celeste y en el que se puede ver resaltada Polaris, así como la constelación a la que pertenece, la Osa Menor, o Ursa Minor como realmente se llama.



A la izquierda de la imagen pueden verse una serie de detalles referentes a esa estrella. Ya que esta notación nos irá siendo útil en futuras entradas voy a detenerme a explicarla un poco. Por ahora, sólo nos detendremos en las dos primeras líneas. En la primera de ellas puede verse el nombre tradicional que tiene la estrella, si es que lo tiene, que en este caso es Polaris, entre paréntesis, su nombre real y, tras el guión, su número en el Catálogo Hipparcos (no me detendré a explicar esto ahora pero no todas las estrellas están catalogadas).

Las estrellas, incluso las que no tienen nombre tradicional, se nombran en función de su magnitud aparente y la constelación a la que pertenecen. La magnitud aparente es el brillo que parece tener una estrella vista con el ojo humano. Todos los cuerpos celestes tienen una magnitud aparente asociada a ellos, incluso el Sol y la Luna. La forma de definir la magnitud es un poco complicada para explicarla aquí pero simplemente nos quedaremos con la idea de que, cuanto más pequeña es la magnitud, mayor es el brillo aparente de la estrella. Por ejemplo, el Sol posee una magnitud de -26, Sirio (la estrella más brillante del cielo nocturno) tiene una magnitud de -2 y, como podéis ver, Polaris tiene una magnitud de aproximadamente 2.

El valor que aparece entre paréntesis tras las letras B-V hace referencia al color. Según sus valores, la estrella se vería con los siguientes colores:


Azul < 0.15 = Azul

Blanco Azulado -0.15 / -0.05 = Blanco Azulado

Blanco -0.05 / +0.2 = Blanco

Blanco Amarillento +0.2 / +0.5 = Blanco Amarillento

Amarillo +0.5 / +0.9 = Amarillo

Naranja +0.9 / +1.5 = Naranja

Rojo > +1.5 = Rojo

Así, Polaris es una estrella de color Amarillo.

Pues bien, las estrellas de una constelación, incluso las que no forman parte de su dibujo original sino que, simplemente, se encuentran en la región de la esfera celeste que queda definida por la constelación, se ordenan de menor a mayor magnitud (de mayor a menor brillo). Sin embargo, en vez de llamar a Polaris, la estrella más brillante de la constelación de la Osa Menor, 1-UMi (Ursa Minor), se utiliza el alfabeto griego y pasa a ser α-UMi.

Por tanto, y al contrario de como mucha gente piensa, Polaris NO es la estrella más brillante del cielo, ya que Sirio es mucho más brillante que ella. Sin embargo, como ya hemos visto, es una estrella que puede ser vista a lo largo de todo el año y que, además, es fija en el cielo nocturno por encontrarse en el polo Norte de la esfera celeste. Claro está, que como el eje de la Tierra coincidiría con el eje de la supuesta esfera celeste, el que esta estrella se encuentre en su polo Norte implica que el polo norte de la propia Tierra apunta hacia esa estrella, haciéndola increíblemente útil en la orientación terrestre y, sobre todo, en la navegación, pues esta estrella siempre nos marcará el polo Norte terrestre.

También, al contrario de lo que mucha gente cree, Polaris NO pertenece a la Osa Mayor (Ursa Major), sino a su hermana pequeña, lo que la hace, de primeras, una estrella algo difícil de encontrar, puesto que Ursa Minor no es tan fácilmente visible ni reconocible como Ursa Major. El cómo encontrarla lo dejaré para la siguiente entrada, pues no quiero que las entradas se hagan demasiado largas.

Sólo voy a permitirme añadir un detalle más sobre la utilidad de saber situar la estrella polar, representada por la siguiente imagen. Si midiésemos (por ejemplo, con un transportador de ángulos y una plomada) el ángulo que forma la línea que nos une con la estrella polar y la que nos une con el horizonte nos daría, directamente, la latitud a la que nos encontramos. Si nos encontrásemos en el polo Norte tendríamos a Polaris justo sobre nuestra cabeza, a 90º con el horizonte, mientras que estando en el ecuador Polaris estará justo en el horizonte, formando un ángulo de 0º con éste.



Como ya he dicho, Polaris es una de las estrellas más útiles y, por tanto, más conocidas del hemisferio Norte y, en muchos casos, el camino que hay que seguir para encontrarla nos sirve de base para encontrar el resto de constelaciones que tiene alrededor y que iremos viendo en sucesivas entradas. La impresionante figura de Draco (el Dragón) y la fascinante historia de Cefeo y Casiopea, reyes de Etiopía, serán pronto desveladas.

Wednesday, January 19, 2011

Ofiuco, la decimotercera constelación del zodiaco


Parece que, hace unos días, cierta noticia extendía el caos entre los seguidores del horóscopo. Decía que un "investigador" americano había "descubierto" una "nueva" constelación del zodiaco que hacía moverse el resto a unas fechas diferentes a las que todo el mundo conocía. En realidad, las cosas relacionadas con el horóscopo forman parte de la astrología, una especie de religión que, en la actualidad, nada tiene en común con la ciencia real, Astronomía, excepto el prefijo "astro". Por lo tanto, me gustaría explicar a todos los interesados lo que fueron las bases astronómicas de la Astrología y cómo este "nuevo descubrimiento" afecta a nuestros horóscopos. 

Ya expliqué ayer que, en la actualidad, casi todo el mundo acepta que en realidad es la Tierra la que orbita alrededor del Sol y, al girar sobre su propio eje, hace que nosotros, que vemos todo desde la superficie de la Tierra, tengamos la impresión de que el Sol, la Luna y las estrellas giran a nuestro alrededor. Sin embargo, los antiguos griegos no lo sabían. Ellos, como muchas otras civilizaciones antiguas, creían que en realidad la tierra estaba fija y rodeada por una esfera, la esfera celeste, en cuya superficie fueron pintadas las estrellas como puntos brillantes. Estos "puntos" están en posiciones fijas en la superficie de la esfera celeste de forma que, cuando la esfera celeste se mueve, todas las estrellas mantienen la misma posición relativa entre sí. Este efecto llevó a nuestros antepasados a pensar que las estrellas se agrupan realmente en las así llamadas constelaciones y, uniendo puntos como si de juego de niños se tratase, veían en estas constelaciones cosas, animales o personajes de la naturaleza, de la vida cotidiana o de sus creencias y tradiciones. Cada cultura, cada civilización, dibujaba en el cielo diferentes formas, diferentes personajes, constelaciones diferentes, pero todos ellos creían que eran grupos de estrellas que estaban realmente cerca entre sí. Algunas de ellas, como las constelaciones del zodiaco, son muy conocidas hoy en día, al menos sus nombres. 

Ellos pensaban, a su vez, que entre la esfera celeste y la Tierra estaban los planetas (del griego antiguo "planetai", que significa estrella errante), estrellas cuya posición no está fija en la esfera celeste. Para los griegos, incluso el Sol y la Luna, ya que se mueven con respecto a las otras estrellas, eran planetas. También pensaban que, si las constelaciones eran personajes de su mitología, los planetas (estrellas con poder suficiente para moverse por sí mismas) deben ser Dioses. El nombre del Sol y la Luna ha cambiado en función del idioma, pero no sucedió lo mismo con el resto de los planetas. De esta forma, encontraron siete planetas: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno y le dieron estos nombres a los días de la semana, como lo hacemos hoy. Para demostrar esto debemos recurrir a mezclar el Inglés con el Español. 

Lunes es el Día de la Luna. 

Martes es el día de Marte. 

Miércoles es el Día de Mercurio. 

Jueves es el día de Júpiter. 

Viernes es el Día de Venus. 

Sábado (Saturday en Inglés) es el Día de Saturno. 

Domingo (Sunday en Inglés) es el Día del Sol. 

Sin embargo, sabemos que la Tierra y el resto de los planetas (vamos a olvidarnos de la Luna a partir de ahora) están en órbita alrededor del Sol en órbitas casi circulares. Si todavía pensamos que la esfera celeste existe como tal, pero, en este caso, con el centro en el Sol, todavía veremos las estrellas como puntos fijos en el cielo nocturno. Debido a que nos estamos moviendo alrededor del Sol, la esfera celeste debe ser estática para que las estrellas y constelaciones que vemos en verano sean diferentes de las que vemos en invierno. Puede que muchos se estén liando, así que trataré de explicarlo poco a poco. 

"¿Cuándo vas a hablar de horóscopo?" Tened paciencia, falta poco. 

Pensad en una cruz como la imagen siguiente. En el centro de la cruz tenemos el Sol y al final de cada línea tenemos las estaciones: invierno, primavera, verano y otoño. Cuando estamos en verano y tratamos de ver a través del Sol a la sección de la esfera celeste que está al otro lado  (¡no lo hagáis u os quedaréis ciegos!) no se puede ver ninguna estrella porque el brillo del Sol las oculta durante el día, pero todos compartiréis conmig que están ahí sin lugar a dudas. Por la noche, miramos hacia el exterior de la cruz, pudiendo ver las estrellas y las constelaciones de verano. Cuando estamos en invierno y tratamos de buscar las constelaciones de verano nos encontramos con el Sol en medio, bloqueando la línea de visión.


Así que, volviendo al modelo geocéntrico (aquél en el que la Tierra está en el centro) en realidad parece que el Sol se esté moviendo no sólo alrededor de la Tierra, sino también con respecto al fondo estrellado, siguiendo un camino a lo largo del año llamado eclíptica. Debido a que las órbitas de todos los planetas están todas ellas, más o menos, en el mismo plano que la nuestra, desde nuestro punto de vista, siguen un camino en la misma zona de la esfera celeste que lo hace el sol. Esta zona, una banda que ocupa unos 8 grados por encima y por debajo de la eclíptica (las distancias en la superficie de una esfera se suele medir en grados) se llama la banda del zodiaco. La palabra "zodiaco" viene del griego, de nuevo, y significa "rueda de los animales". Recibe este nombre porque la mayoría de las constelaciones del zodiaco son animales, como el cangrejo, el león, el toro o el carnero. 

En teoría, y así fue originalmente, la astrología utilizaba las posiciones del Sol y los planetas en referencia a las estrellas que tenían detrás, las constelaciones del zodiaco, para predecir el futuro. Por tanto, ser Acuario quiere decir que, el día que naciste, "el Sol estaba en Acuario", lo que significa que, desde nuestro punto de vista, si pudiéramos mirar al Sol sin cegarnos, la constelación que veríamos tras él sería la de Acuario. 

Pero, en realidad, los astrólogos se han olvidado de mirar al cielo desde hace mucho tiempo. Comenzaron a utilizar tablas y gráficos para saber dónde deberían estar los planetas en vez de mirar el lugar en el que realmente están. Las reglas que están utilizando han estado desfasadas desde hace más de 2000 años, y así lo están aún hoy en día. Por otra parte, es muy probable que los astrólogos modernos utilicen un sistema diferente al de sus colegas babilónicos, que fueron quienes se desarrollaron la astrología por primera vez, mezclando e integrando en su sistema los descubrimientos que se hacían en astronomía pero, nuevamente, sin mirar al cielo por ellos mismo, simplemente cambiando sus cartas. 

Por ejemplo, los astrónomos y los astrólogos marcan el inicio del año en el mismo momento, el equinoccio de primavera (el momento en que el día y la última noche dura lo mismo y que da inicio a la primavera en el hemisferio norte), alrededor del 21 de marzo. Pero los astrólogos dicen que, en este día, el Sol entra en Aries, y es por eso que son Aries todos aquellos que hayan nacido entre aproximadamente el 21 de marzo y el 21 de abril. Sin embargo, actualmente el Sol está en ese día muy dentro de la constelación de Piscis haciendo que todas las constelaciones del zodiaco se retrasen aproximadamente un mes, lo que significa que cada uno debería ser la constelación anterior a la que cree ser. Por ejemplo, si naciste el 25 de abril, los astrólogos te dirían que eres Tauro, pero los astrónomos te dicen que deberías ser Aries. 

"¿De dónde viene esta diferencia?" Esta diferencia es debida al tercer movimiento de la Tierra, la precesión. No es el momento para explicar cómo funciona la precesión, pero uno de los efectos que produce es que la posición del Sol en el momento del equinoccio de primavera se mueve respecto al fondo de estrellas. Cada año, el Sol está en una posición ligeramente diferente moviéndose en la dirección opuesta al orden de las constelaciones del zodíaco, es decir, de Aries a Piscis y, en un futuro, de Piscis a Acuario. Pero los astrólogos fijan la posición del Sol cada año en el mismo lugar, la frontera entre Piscis y Aries, desde hace más de 2000 años. Por supuesto, están totalmente equivocados. 

"Está bien, es por eso que las constelaciones del zodiaco se ha movido, pero ¿qué pasa con la decimotercera constelación, Ofiuco?" Ofiuco es astronómicamente una constelación del zodíaco, lo cual ya era conocido por los griegos, pero no lo es para la astrología. La eclíptica (recordad, el camino que el Sol dibuja en la esfera celeste) atraviesa Ofiuco entre Escorpio y Sagitario. Además, para la astronomía, las constelaciones del zodiaco tienen diferentes tamaños y el Sol no pasa el mismo tiempo en cada una de ellas. Sin embargo, la astrología divide el camino del Sol en 12 regiones exactamente iguales. Cada región tiene el nombre de un signo (no son las constelaciones, son signos) que, originalmente, se correspondían con la constelación en la que el Sol estuviese más tiempo en ese período, dejando a Ofiuco fuera de la rueda.


Ofiuco
Como he dicho antes, los astrólogos llevan mucho tiempo olvidándose de mirar el cielo y no se han dado cuenta de que, actualmente, los signos no se corresponden con sus constelaciones originales en absoluto. Insisten [los astrólogos] en que la astrología no usa el mismo patrón que la astronomía, pero, al mismo tiempo, están tratando de hacer creer a la gente que pueden predecir el futuro mirando al cielo. Podéis creer lo que queráis pero, en mi opinión, deberían haber perdido el prefijo "astro" hace mucho tiempo. 

"Pero entonces, este investigador americano, ¿ha descubierto algo nuevo?" No, sólo acaba de decir algo que ya se sabe desde hace siglos. La cuestión es que la prensa ha hecho de esto una muy productiva "nueva" historia. 

Un par de pequeñas diferencias adicionales entre la astronomía y la astrología son: 
  • Existe otra constelación del zodíaco astronómico, Cetus, la ballena, en la que el Sol pasa cerca de un día. 
  • Los nombres de dos de las estrellas de Libra son "la pinza norte del escorpión" y "la pinza sur del escorpión" en árabe. Este hecho lleva a pensar que Libra fue agregada probablemente por los romanos o incluso introducida por la astrología moderna hace unos 2000 años como una manera de hacer más equitativa la distribución del zodiaco. Si tomamos Libra como parte de Escorpio y Ofiuco la contamos como una constelación del zodíaco, Escorpio duraría aproximadamente un mes y medio y Ophiuchus tan sólo dos semanas.

Tuesday, January 18, 2011

Introducción

Bueno, uso la primera de las entradas para explicar un poco de qué va esto. La idea es ir subiendo con asiduidad cosillas interesantes relacionadas con la astronomía, principalmente lo que se denomina el cielo visible, es decir, aquél que puede ser observado directamente por el ojo humano sin necesidad de ningún elemento adicional. Éste es, por tanto, el cielo al que miraban griegos, egipcios, babilonios y aztecas y el único que conocían. Los conocimientos adquiridos y transmitidos por diversas civilizaciones es lo que nos ha llevado a configurar el mapa de 88 constelaciones que define el cielo nocturno.

Las constelaciones, como muchos ya sabréis, no son más que agrupaciones arbitrarias de estrellas que, desde el punto de vista de la superficie terrestre, parecen estar espacialmente cerca entre sí pero que, en realidad, pueden estar tremendamente alejadas. Actualmente, a pesar de estar de sobra demostrada la falsedad del modelo geocéntrico, para localizar astros en el cielo se sigue considerando a este como una esfera que rodea a la Tierra y sobre cuya superficie están pintadas las estrellas. Entre esta superficie y la Tierra se mueven los planetas (nombre que en griego viene a significar "estrellas que se mueven") y que, originariamente, incluían el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno, los únicos planetas conocidos por los antiguos griegos.

Agrupando dichas estrellas en costelaciones se llega a separar el cielo nocturno en diferentes regiones que ayudan a los Astronomos a situar los astros en el cielo. El resultado se puede observar en la imagen siguiente donde se aprecia que cualquier punto del cielo pertenece a una constelación incluso cuando en ese punto no exista ninguna estrella.



Poco a poco iremos analizando las diferentes constelaciones y regiones del cielo nocturno. Espero que disfrutéis conmigo de viaje.